En mi humilde opinión, un concierto te puede gustar o no, pero los conciertos siempre son reveladores.
viernes, 30 de octubre de 2009
lunes, 26 de octubre de 2009
domingo, 25 de octubre de 2009
Fotos que abandoné III
Fotos que abandoné II
jueves, 22 de octubre de 2009
Fotos que abandoné
Bipolaridad
No sé qué me pasa, que soy la persona más bipolar del mundo (bueno, tampoco voy a fliparme, que el mundo es muy grande...)
Pero, así a lo tonto, me gusta y todo. ¡La sorpresa de cuál será mi estado de ánimo dentro de 20 minutos!
[Nota: música de buen rollo, felicidad y sol: Los Manolos]
miércoles, 21 de octubre de 2009
'Tan sólo un pequeño trámite'
'Ahora entiendo que cada espina
y que cada pequeño arañazo,
cada cuchillo por la espalda
fue tan sólo un pequeño trámite'
[Deluxe_El amor valiente]
jueves, 15 de octubre de 2009
Me gusta que me enseñes...
Me gusta que me enseñes, porque lo haces siempre, aunque no te des cuenta.
Y me encanta hablar contigo, aunque más que conversar, me cuentas un monólogo. Y me encanta, porque sé que los dos estamos disfrutando inmensamente. Y siempre que me voy de tu casa, me duele la cara de reirme tantísimo.
También me gusta esa confianza tan extraña que tengo en ti, que es difícil ganarse, y tú lo hiciste así como si nada.
Y me encanta hablar contigo, aunque más que conversar, me cuentas un monólogo. Y me encanta, porque sé que los dos estamos disfrutando inmensamente. Y siempre que me voy de tu casa, me duele la cara de reirme tantísimo.
También me gusta esa confianza tan extraña que tengo en ti, que es difícil ganarse, y tú lo hiciste así como si nada.
domingo, 11 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
Apareció
viernes, 2 de octubre de 2009
'La noche/1'
'No consigo dormir. Tengo uan mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.'
[Eduardo Galeano_El libro de los abrazos]
[Eduardo Galeano_El libro de los abrazos]
'La vida profesional/2'
'Tienen el mismo nombre, el mismo apellido. Ocupan la misma casa y calzan los mismos zapatos. Duermen en la misma casa y calzan los mismos zapatos. Duermen en la misma almohada, junto a la misma mujer. CAda mañana, el espejo les devuelve la misma cara. Pero él y él no son la misma persona:
-Y yo, ¡Qué tengo que ver? -dice él, hablando de él, mientras se encoge d ehombros.
-Yo cumplo órdenes - dice, o dice:
-Para eso me pagan.
O dice:
-Si no lo hago yo, lo hace otro.
Que es como decir:
-Yo soy otro.
Ante el odio de la víctima, el verdugo siente estupor, y hasta una cierta sensación de injusticia: al fin y al cabo, él es un funcionario, un simple funcionario que cumple su horario y su tarea. Terminada las agotadora jornada de trabajo, el torturador se lava las manos.
Ahmadou Gherab, que peleó por la independencia de Argelia, me lo contó. Ahmadou fue torturado por un oficial francés durante varios meses. Y cada día, a las seis en punto de la tarde, el torturador se secaba el sudor de la frente, desenchufaba la picana eléctrica y guardaba los demás instrumentos de trabajo. Entonces se sentaba junto al torturado y le hablaba de sus problemas familiares y del ascenso que no llega y lo cara que está la vida. El torturados hablaba de su mujer insufrible y del hijo recién nacidom que no lo había dejado pegar ojo en toda la noche; hablaba contra Orán, esta ciudad de mierda, y contra el hijo de puta del coronel que...
Ahmadou, ensangrentado, temblando de dolor, ardiendo en fiebres, no decía nada.'
[Eduardo Galeano_El libro de los abrazos]
-Y yo, ¡Qué tengo que ver? -dice él, hablando de él, mientras se encoge d ehombros.
-Yo cumplo órdenes - dice, o dice:
-Para eso me pagan.
O dice:
-Si no lo hago yo, lo hace otro.
Que es como decir:
-Yo soy otro.
Ante el odio de la víctima, el verdugo siente estupor, y hasta una cierta sensación de injusticia: al fin y al cabo, él es un funcionario, un simple funcionario que cumple su horario y su tarea. Terminada las agotadora jornada de trabajo, el torturador se lava las manos.
Ahmadou Gherab, que peleó por la independencia de Argelia, me lo contó. Ahmadou fue torturado por un oficial francés durante varios meses. Y cada día, a las seis en punto de la tarde, el torturador se secaba el sudor de la frente, desenchufaba la picana eléctrica y guardaba los demás instrumentos de trabajo. Entonces se sentaba junto al torturado y le hablaba de sus problemas familiares y del ascenso que no llega y lo cara que está la vida. El torturados hablaba de su mujer insufrible y del hijo recién nacidom que no lo había dejado pegar ojo en toda la noche; hablaba contra Orán, esta ciudad de mierda, y contra el hijo de puta del coronel que...
Ahmadou, ensangrentado, temblando de dolor, ardiendo en fiebres, no decía nada.'
[Eduardo Galeano_El libro de los abrazos]
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