Me gusta que me enseñes, porque lo haces siempre, aunque no te des cuenta.
Y me encanta hablar contigo, aunque más que conversar, me cuentas un monólogo. Y me encanta, porque sé que los dos estamos disfrutando inmensamente. Y siempre que me voy de tu casa, me duele la cara de reirme tantísimo.
También me gusta esa confianza tan extraña que tengo en ti, que es difícil ganarse, y tú lo hiciste así como si nada.
jueves, 15 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario